El retorno a
Pero pocas de esas expectativas llegaron a cumplirse. En los años noventa se materializaron muchas transformaciones que llevaban años gestándose y que comenzaron a afectar la vida cotidiana de los vecinos de manera silenciosa. El peligro dejó de estar afuera, en las calles, en las tanquetas de los militares o en las manifestaciones políticas, para ingresar al interior de los hogares y las familias. Ya no fue sólo la violencia evidente, sino que las formas de vivir comenzaron a modificarse y las bases familiares y vecinales tambalearon con ellas. Estos elementos han hecho que se construya un relato de la decadencia de
Frente a estos hechos, hubo un elemento común en los relatos de los entrevistados de todas las edades: la dificultad para contar la historia que ocurrió desde los años noventa en adelante y la sensación de que desde los años noventa en adelante, casi no hubo avances o hechos históricos dignos de ser recordados. Más aún, en algunos casos sólo aparecían recuerdos negativos, imágenes de destrucción y deterioro que dañaron la convivencia en el Barrio. Los espacios difusos de la memoria quedan como grandes incógnitas a la espera de que las preguntas e inquietudes de los propios vecinos comiencen a aclarar y a rescatar de sus vivencias los hechos que fueron dándole forma al actual estado de las cosas. Por eso este capítulo tiene un carácter mucho más explicativo que narrativo, ya que se exploran los grandes problemas de la historia reciente del barrio, que carecen de la cantidad de anécdotas y del consenso que sí existe frente a las primeras décadas.
Principalmente, se identificaron dos grandes transformaciones que afectaron los distintos elementos de la vida en
Cambios profundos, pero silenciosos, en la sociedad
¿Qué cambio y qué se mantuvo a partir de 1990? Con la primera elección democrática en diecisiete años, comenzó la tarea de volver a construir un marco de convivencia pacífica dentro de la sociedad. Si la década de los ochenta había sido época de protesta, movilizaciones, violencia y alboroto, tanto los políticos como la gente común y corriente esperaba que la última década del siglo trajera nuevas formas de relacionarse. Era una tarea difícil y como veremos, veinte años después, permanece la sensación de que no se han logrado las metas sociales planteadas entonces.
En los años noventa se continuó con la política de privatizaciones de los servicios públicos en busca de mayor eficiencia. Luego fueron los servicios sanitarios, la electricidad, la telefonía, las autopistas. De aquí en adelante, en estos ámbitos, la relación entre ciudadanía y Estado dejó de ser directa, buscando mayor eficiencia. Esto también fue apreciable a nivel de las organizaciones sociales. Desde la década de los cincuenta había existido una relación más directa entre las autoridades y los pobladores, que a veces incluso tenía rasgos de amistad. No era extraño que un dirigente recibiera a Ministros, Diputados o Alcaldes en su casa, ni que los pobladores acudieran a entregarles pliegos o solicitudes a las autoridades, sin temor a ser rechazados o despachados. En los años noventa esta manera de relacionarse ya había cambiado. Los dirigentes sociales y los pobladores, ya no tendrían que acudir directamente al Estado y sus organismos para buscar solución a sus problemas, pues los mecanismos para dar solución a los problemas locales se distribuyeron en diversos organismos más pequeños, con rangos de acción más específicos. Por ejemplo, si antes existía la necesidad de pavimentar un sector de la Población, era probable que los organismos se reunieran en la Junta de Vecinos y acudieran al Alcalde o al Ministro para buscar una solución, donde ellos ofrecerían una parte de los fondos necesarios o su trabajo, o incluso dando su opinión respecto a la manera en que debían realizarse las faenas.
Desde los noventa este modelo entró en crisis, pues desde el nivel central del Estado ya no se daba solución a este tipo de problemas, pues era la Municipalidad el organismo responsable. Sin embargo, desde los Ministerios también comenzaron a crearse iniciativas dirigidas a los espacios locales y apareció una variedad de proyectos y programas que muchas veces confundían sus campos de acción. Esto reafirmó los vínculos de dependencia y paternalismo que existían entre los dirigentes y los Municipios, donde la participación comunitaria y la iniciativa local perdieron peso en relación a la búsqueda de soluciones a partir de las regalías de los organismos, donde la solución a las necesidades de la gente comenzó a ser vista como un beneficio y no como un derecho.
¿Cómo afectaron estos dos grandes cambios la vida en
En los noventa, la mayoría de las personas ya no eran empleados u obreros con contratos indefinidos, miembros de sindicatos fuertes capaces de negociar con los empresarios y ofrecer beneficios sociales a sus afiliados. La gran mayoría de los trabajadores pasó a pertenecer al sector servicios, ya sea como vendedores o como empleados de tiendas mayoristas, empresas de aseo o de manera independiente en pequeños negocios familiares. Por ejemplo, como arrojó la Encuesta de Caracterización Socioeconómica y Percepción realizada por el equipo del Quiero Mi Barrio, sólo el 27% de las personas del Sector C que trabajan tiene un trabajo estable. Esto, debido a que se han multiplicado las iniciativas de micro-emprendimiento familiar y de comercio, por ejemplo, producción de pan y ensalada para los mismos vecinos del Barrio. Otra actividad importante es el servicio doméstico, donde las mujeres han encontrado un nicho laboral relevante.
Esta nueva realidad laboral está marcada por el hecho de que las garantías laborales se redujeron significativamente. Si trabajar desde la casa tiene la ventaja de disponer con mayor libertad del tiempo y poder compartir el trabajo con las labores del hogar, tiene entre sus inconvenientes la falta de previsión social y dificultades para acceder al sistema de salud. Entre quienes tienen un trabajo estable, entre los cuales destacan los servicios y laborales administrativas, en el caso del Sector C, existe la tendencia a trabajar en más de un lugar o en extensas jornadas de más de ocho horas, por lo que la presencia en el hogar es mucho menor. Si la jornada laboral se alargó, tuvo como efecto la disminución del tiempo dedicado a las actividades de recreación y a la vida familiar y comunitaria. Y es que… ¿Quién no ha dicho ‘no tengo tiempo para participar’? Junto con ello, la incorporación de la mujer al mundo del trabajo también significó un cambio tremendo en la familia, ya que la figura de la madre dejó de estar asociada sólo a la casa. Muchas madres multiplicaron sus esfuerzos al dedicarse tanto a la crianza de los hijos como al trabajo fuera del hogar. Incluso los niños pasaron a formar parte de este nuevo ritmo de vida, con la creación de
Los efectos: Cambios en
Uno de los hechos más insistentes en los relatos de los vecinos entrevistados es el debilitamiento vivido por
¿A qué se deberá esto? Para los dirigentes históricos, el problema es que ellos continúan en sus cargos debido a que no hay nadie que los reemplace, por lo que deben cargar en sus hombros la apatía de los vecinos. Los dirigentes tienen, en general, una sensación de soledad en torno a su trabajo y de que su conocimiento práctico sobre cómo ser dirigentes sociales, a quiénes dirigirse para gestionar proyectos, cómo contactar a otros dirigentes, no está siendo aprovechado por los vecinos más jóvenes. Por otro lado, como bien señala un ex presidente de
También hay cierta deslegitimación de esta instancia. Durante Dictadura, las Juntas de Vecinos siguieron funcionando, pero ya no a través de un proceso democrático, donde los vecinos elegían a sus dirigentes a través de votaciones, sino que los cargos fueron designados por las autoridades de gobierno. Sin duda, esto causó que una generación completa
de jóvenes no se sintiera interesada en participar en estos espacios, como sí lo habían hecho sus padres. Las Juntas de Vecinos perdieron su potencial democrático y no han podido recuperarlo. Sumado a esto, existe un creciente individualismo entre los vecinos, que sienten que la solución a sus problemas ya no será obtenida colectivamente, como una suma de esfuerzos, sino a través de su emprendimiento personal antes que cualquier otra cosa. Como señala un joven del Sector, es claro que la poca participación se debe a que “la sociedad se ha vuelto más individualista, cada uno jala por donde quiere y se salva, por eso ya no está lo común, el hecho de que no haya un ente por que luchar, algo a quien dirigirse, el hecho después de la vuelta de la democracia, los locos dijeron ¿ahora a que nos enfrentamos, que hacemos?...Se salvaron todos por su parte, nada más, y en la sociedad chilena ya está muy pegado. Hay que recordar que Chile es uno de los países con un modelo neoliberalista y que ha chocado fuerte, querámoslo o no…” Si su juicio es correcto, la falta de participación se debería a la falta de proyectos colectivos, de metas o fines por los cuales trabajar, lo que sería producto del individualismo de la sociedad chilena, donde cada persona se preocupa de conseguir lo mejor para sí mismo, olvidando que también es posible obtener logros sociales construidos entre todos.
Pese a lo anterior, hay muchos vecinos que desearían que las Juntas de Vecinos sí funcionaran intensamente. Nadie señaló que fueran instancias inútiles ni poco relevantes. Entonces, la falta de participación sería, en parte, un problema de comunicación, pues ambas generaciones comparten un mismo diagnóstico, aunque se responsabilizan los unos a los otros: los viejos responsabilizan a los jóvenes por no interesarse, los jóvenes responsabilizan a los viejos por no invitarlos a participar. Porque mientras unos tienen el conocimiento acumulado, los otros poseen creatividad y fuerza para enfrentar las tareas comunitarias, que en conjunto, servirían para enfrentar otros problemas más amplios, como la falta de financiamiento o el individualismo.
Un hecho simbólico: El deterioro del Estadio Haití
Hay poco hechos más simbólicos del proceso vivido en
Desde los inicios de
Pero durante la última década, los clubes deportivos y la administración del Estadio Haití, también entraron en crisis. Como señala uno de los ex dirigentes del Club Cardenal Caro, la crisis de los distintos Club se materializó cuando los miembros dejaron de pagar sus cuotas y mantener el Estadio comenzó a ser un problema. Este hecho no era más que un síntoma de que “la gente que no coopera, porque para tener un club hay que cooperar”. Pero también había muchos problemas asociados a la realización de partidos, tales como riñas y peleas que molestaba a muchos vecinos de
Este conflicto se expresó simbólicamente en el deterioro físico del Estadio. Hasta el año 2005, aproximadamente, un cuidador se hizo cargo de la vigilancia, pero cuando ya no hubo quién más lo hiciera, este espacio se convirtió en un potencial peligro para muchos vecinos, que veían con temor cómo podía convertirse en un espacio propicio para asaltos y delitos. La oscuridad del Estadio atemorizaba, pues tampoco se sabía a ciencia cierta qué ocurría tras el deteriorado muro que lo demarcaba. El uso del Estadio estaba asociado al uso de la sede de la -Junta de Vecinos que finalmente fue destruida por un incendio el año 2009. No había claridad sobre qué institución era la propietaria del espacio y a quién había sido entregado en comodato, por lo tanto no había claridad sobre quiénes tomaban las decisiones en torno al Estadio. Debido a que esos terrenos pertenecen al Servicio de Vivienda y Urbanismo y por lo tanto, son de uso público, el año 2009 la comunidad decidió derribar al muro como parte de una decisión de transparentar los usos que se le daban a este importante lugar y como el primer paso para su transformación en un espacio que volviera a ser de todos.
Ninguno de estos cambios acabó con el espíritu deportivo de
Por eso algunos vecinos han decidido comenzar a gestionar nuevamente los Clubes de Deportivos dirigiéndose especialmente a los niños, con el fin de “sacarlos de la calle” y evitar que se armen peleas como sucedía con los adultos. Sin embargo, siempre existe el temor de no encontrar el apoyo de los vecinos, tanto en aspectos materiales como en participación. Todos conservan la esperanza en que el Estadio sea refaccionado, para revitalizar este espacio central de
Nuevos Problemas: Drogas y Delincuencia
Otro conflicto presente en los relatos de los vecinos, es la llegada de la droga y la delincuencia a
En cuanto a la vida comunitaria, la droga habría instalado cierta rivalidad entre los vecinos, como señala una dueña de casa “la gente de antes cooperaba más, se tenían más confianza, igual habían problemas como en todos lados, pero se notaba que hacías cositas bonitas, no como ahora que es media turbia la cosa, aparte de la maldita droga que influye mucho en los niños, atacando a los niños…”. Se habría generado una división entre los vecinos en torno a la droga, debido a que esta estaría asociada a peleas, delitos y delincuencia al interior de
Pese a ser un fenómeno transversal el problema estaría focalizado en una generación y algunos territorios específicos: en el primer caso, los jóvenes; y en el segundo, lugares como el llamado Callejón del Diablo y sitios eriazos como el Estadio, los peladeros o las calles durante la noche. En el caso de los niños, ellos serían el sector de
La relación entre droga y el espacio público es doble. Por una parte, se reconoce que es en las calles que los niños conocen y se acercan a la droga, pero también son ellos los que más adelante, ocupan y modifican estos espacios, donde a veces la violencia pasa a ser lo común y corriente. No hay que olvidar el drama social que existe tras el fenómeno de la drogadicción y habría que buscar su origen no en la maldad de la gente, sino en las condiciones sociales que empujan a los jóvenes a la droga: la falta de espacios familiares, la búsqueda de grupos que den identidad y protección, la violencia, la pobreza, la falta de expectativas. Como señala una adolescente que vive en
Un segundo fenómeno es la vinculación de la droga en algunos espacios específicos de
Por último, existe también un gran prejuicio en torno a la drogadicción, como si fuera un fenómeno que se concentrara únicamente en los sectores de escasos recursos. Por el contrario, se asocia a determinados sectores de la ciudad, donde se produce el narcotráfico, con sus terribles efectos sociales, pero que sin embargo es una actividad que se realiza para abastecer a amplios grupos sociales acomodados. Como señala un joven “yo encuentro que todo el sector poniente de Santiago, tiene como recalcado el estigma de la delincuencia por los otros sectores de Santiago, el sector alto siempre mira como delincuentes a los de acá abajo, igual los medios de comunicación no ayudan a sacar ese estigma” y muchas veces los juicios de los propios vecinos reproducen esos prejuicios, olvidando que ningún niño nació drogadicto, ni delincuente.
Muchos de las opiniones en torno a las causas del deterioro de las organizaciones sociales, reconocen que no ha habido un adecuado recambio generacional dentro de las organizaciones. Los dirigentes históricos continúan llevando el peso de la gestión de
La responsabilidad histórica de esta revitalización recaería en los jóvenes, pero en muchos casos, esto ocurre a través de un juicio negativo de su papel en la comunidad. Como señala una vecina de 18 años, “yo creo que nosotros hemos sido mal catalogados, pero no se dan cuenta que estamos pagando por pecadores, porque los jóvenes tenemos muchas ideas y ganas, y tenemos mucho más tiempo para hacer las cosas…”. Para esta misma joven, la distancia entre los jóvenes y
Esto provocaría que los jóvenes, sencillamente, no se atrevan a participar en estas instancias: “Por ejemplo, mi papá nunca ha participado en alguna votación del CVD o de
Nuevas Formas de Participación
El debilitamiento de las organizaciones históricas de
Quizás sea cierto que los años han significado una merma de los niveles de participación, pero también existe un factor subjetivo que hace que siempre el presente se evalúe peor que el pasado y esto puede impedir que se vean algunos aspectos que han mejorado, por muy discretos y pequeños que sean.
Al parece la cultura es un eje clave para promover la participación en
Este interés por la cultura es primordial para los jóvenes, que reconocen su interés por participar en actividades artísticas. Recientemente, jóvenes de
La Revolución de los Pingüinos y el Liceo Eugenio Pereira Salas
En la memoria de los jóvenes y los niños, también tiene gran importancia el movimiento estudiantil del año 2006, sobre todo porque los alumnos del Liceo Eugenio Pereira Salas fueron el primer Liceo en sumarse al gesto de los alumnos del Liceo Acuático de Lota, el 25 de Abril de 2006. El motivo de su descontento eran las pésimas condiciones de infraestructura en las que se encontraba su Liceo, debido a la demora en las reparaciones, que había causado que debieran realizar clases en un galpón. Las salas estaban separadas por delgadas planchas de madera, por lo que desde una sala de clases se escuchaba a los profesores de otras salas; no había baños suficientes ni ventilación adecuada, además de una plaga de palomas que invadía el lugar.
Debido al pésimo estado de las instalaciones, se decretó su clausura el 17 de Abril de ese año. En palabras de
visitara el lugar. Por eso, cuando los alumnos del Liceo vieron por televisión o por periódico que los alumnos del Liceo Carlos Cousiño (A-45) de Lota, realizaron una toma del establecimiento en protesta por la filtración de agua en las salas producto de la lluvia, seguramente se sintieron muy identificados. El gobierno de Michelle Bachelet había prometido fortalecer la educación pública y sin embargo, en Lota y Pedro Aguirre Cerda, los liceos públicos se caían a pedazos. El Liceo B-2 fue el segundo plantel en sumarse a la movilización del 2006, que terminó en la conocida “Revolución de los Pingüinos”. ¿Qué significó la participación de los alumnos en esta movilización? Sin duda que remueve el prejuicio de la indiferencia de los jóvenes pues, como otros miles de niños y jóvenes del país, fueron capaces de organizarse y movilizarse en defensa de la educación.
Posterior a los acontecimientos del movimiento estudiantil, aunque no por causa directa de ellos, el Colegio fue remodelado y cuenta con una infraestructura destacada dentro de la comuna. Es por ello que ha sido escenario de eventos como el Congreso Municipal de Educación el año 2008, o la visita de la Presidenta Bachelet a inaugurar el Centro de Recursos de Aprendizaje (CRA) el año 2009. Sin embargo, un nuevo problema amenaza al Liceo: la baja matrícula de sus alumnos. En los últimos años, un gran número de apoderados ha decidido trasladar a sus hijos a colegios particulares subvencionados, debido a los resultados educativos deficientes en pruebas como el SIMCE y a los conflictos escolares vividos en su interior. La crisis de la educación pública, si bien es un hecho extendido a toda la sociedad chilena, azota también a vecino, entonces lo que falta es llegar promoción…”.
La preocupación por la baja matrícula, tiene que ver también con el efecto social que crea el Colegio en
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