lunes, 12 de julio de 2010

¿Cómo hicimos para reconstruir la historia de este Barrio?

“Si algún día me preguntan cuál era mi historia favorita,

diré sin temor ni vacilaciones, que mi historia preferida era la historia de mi familia[1]

A

costumbrada a narrar grandes hazañas políticas y militares, pareciera que la Historia está lejos de nuestra vida cotidiana. En la escuela nunca escuchamos nombrar a nuestros padres ni abuelos y era poco lo que se nombraba nuestra realidad de aquí y ahora en las salas y los libros, como si lo nuestro no entrara en la categoría de lo que era importante aprender. Si nos mantuviéramos en esa posición, escribir la historia de un barrio resultaría un contrasentido, pues no encontraríamos grandes batallas, autoridades o celebridades, sino una historia compuesta de relatos sencillos donde la familia, los amigos y el barrio saldrán a relucir constantemente; una historia hecha de esfuerzos personales y colectivos, donde cada acción fue dando forma lentamente al Barrio en que vivimos hoy. ¿Quién más que los vecinos serían los protagonistas de esa historia?

Para escribir este libro se consideró tanto la historia del Barrio y sus habitantes, los vecinos, como los procesos históricos que ocurrieron en el transcurso de estos más de cincuenta años, para conectar los acontecimientos cobijados en la memoria personal y colectiva de los habitantes del barrio con los grandes sucesos históricos. La memoria es la manera en que los sujetos se apropian de la historia, dotando a los hechos de un significado personal, subjetivo y variable, que en este caso, es la base de la reconstrucción histórica.

Pero la historia y la memoria no son lo mismo. Muchas veces los recuerdos de ciertos hechos conllevan el olvido de otros, por lo que el ejercicio de contraponer distintas memorias entre sí y con otros documentos, permite cuestionar qué recordamos y qué olvidamos, construyendo así una memoria abierta y reconocidamente inconclusa. Por eso, al vincular la historia del Barrio con la historia social, la memoria obtiene un importante complemento, otorgando luces sobre períodos sobre los cuáles la memoria se ha construido fragmentaria o incompleta, en aquellos episodios sobre los cuales el olvido ha tenido un gran peso.

Si situamos al barrio en la unidad mayor que lo contiene, la Población Lo Valledor Norte, se comprende que su historia se inscribe en procesos mayores, de los cuales formó partes a veces sin que sus habitantes se hayan dado cuenta de ello. Cuando en 1958 se distribuyeron los terrenos del Fundo Lo Valledor y pobladores venidos de distintas partes de Santiago llegaron a hacer ocupación efectiva de sus terrenos, muchísimas otras familias de la ciudad y el país vivían procesos similares. Los fenómenos que atraviesan la vida de los vecinos actualmente, también forman parte de procesos históricos que suele ser más difícil identificar, por lo que una mirada a la historia puede ser una interesante contribución para comprender la realidad actual del Barrio, sus características, problemas y complejidades.

Más allá de los recuerdos, el ejercicio de repasar la historia del barrio nos permite comprender el presente y darnos orientaciones sobre cómo enfrentar en el futuro. No se trata de recordar por recordar, aunque ya en este primer nivel asomen emociones, afectos y sentimientos como la solidaridad, el compañerismo, el compromiso y el respeto, que si bien, son la savia que le da fuerza a la historia, no son lo único que se puede obtener de ella. Tampoco se debería seguir el camino de la frustración, cuando salgan a relucir las diferencias que existen dentro del barrio, el triste paso de los años o cómo se perdieron esos días donde todo parecía ser bueno e inocente… frente a lo cual no quedaría más que suspirar un triste nosotros, los de antes, ya no somos los mismos, y sólo recordar apenados cómo se fue deteriorando la vida en la población, mirando con escepticismo y desánimo el futuro, que podría ser incluso peor que el presente.

Considerando esos desafíos, la investigación que dio origen a este libro se realizó intentando incorporar la mayor cantidad de miradas en torno a la vida en Lo Valledor Norte. Muchas veces, pareciera que el pasado es un atributo que sólo poseen las personas mayores, ya que han estado toda su vida en este lugar y han podido observar el paso del tiempo y las transformaciones de la Población. Más aún, fueron ellos quienes pusieron todo su esfuerzo y capacidad organizativa en pos de objetivos comunes, con inmensa dedicación y entrega, por lo que esos hechos han quedado grabados firmemente en su memoria. A ellos debemos gran parte de la construcción original de la Población, desde las viviendas, hasta la instalación de servicios básicos como el agua, el alumbrado eléctrico o las canchas deportivas. Sin embargo, era necesario complementar esta visión con la de las otras generaciones que han vivido en Lo Valledor Norte, que ni siquiera habían nacido en los tiempos en que se estaba construyendo la población, pero que han habitado este territorio con igual persistencia. Son aquellos jóvenes ochenteros, que vivieron su infancia y adolescencia en las vicisitudes de esa época, que en muchos casos se han ido de la Población a realizar su vida en otros lugares, pero que también, en un número nada despreciable, se han quedado por opción o necesidad en el barrio a realizar su vida de adultos. Aquí han sido madres, padres y tíos que crecieron en este barrio o llegaron posteriormente a integrarse a él y que hoy tienen una mirada particular de lo que significa vivir aquí, con preocupaciones y desafíos comunes. Por último, habita también esta Población un grupo numeroso de niños y adolescentes que conocen fragmentos de la historia de la población a través de los relatos de sus abuelos o padres o simplemente no tienen ninguna referencia sobre qué pasó antes que ellos estuvieran aquí. Sin embargo, su experiencia es igual de importante que las demás, pues nos enseña qué significa ser niño en Lo Valledor en la actualidad, cuáles son las riquezas y dificultades de crecer aquí.

En Lo Valledor Norte viven ancianos, adultos, jóvenes y niños de, que también son hombres y mujeres. Se ha querido considerar las distintas miradas de género en busca de la equidad a la hora de recordar colectivamente, pues debido a los distintos roles que hombres y mujeres han tenido históricamente, sobre todo en décadas anteriores, muchas veces las mujeres debían atender los asuntos del hogar en vez de participar en instancias de organización vecinal. Si nos fijáramos únicamente en espacios como la Junta de Vecinos, estaríamos olvidando la labor de las mamás de la Población, dedicadas principalmente al cuidado de los hijos y quizás, cometeríamos el error de pensar que en Lo Valledor Norte el género femenino no se interesó en la organización… Terrible error pues, como veremos, la responsabilidad histórica de la Población ha sido compartida por ambos géneros. Para evitarlo, se buscó mantener un equilibrio entre entrevistados hombres y mujeres, en todas las generaciones, para así poder observar íntegramente las distintas miradas existentes.

En una primera ronda de entrevistas, se buscó entrevistar a vecinos que respondieran a los dos criterios planteados anteriormente: las distintas generaciones y los distintos géneros, sin otro requisito que ser representativos de las distintas edades y mantener un equilibrio entre hombres y mujeres. Se visitaron distintos hogares en búsqueda de entrevistados, los que muchas veces sugirieron recomendados por otros vecinos. Esta etapa, que duró aproximadamente dos meses, permitió elaborar una primera reconstrucción cronológica, donde se identificaron las distintas etapas históricas de la población, así como aquellos momentos de los que no había pistas y en los que había que indagar más.. A partir de estas historias, se pudieron identificar personas, lugares y hechos históricos importantes para los habitantes de la Población. En una segunda etapa, fue necesario profundizar en cada uno de estos aspectos, con el objetivo de afinar aún más la reconstrucción y resolver dudas y vacíos.

Ni revistas, ni periódicos antiguos, ni actas oficiales darían información acerca de la experiencia histórica de habitar en Lo Valledor Norte. Sólo quienes lo han hecho, en carne y hueso, podrían narrar con sus propias experiencias de vida la historia del Barrio. Para ello había que ir en búsqueda de las diferentes miradas y realidades que existen en la Población, por lo que este libro tiene un carácter cualitativo, que no se preocupa tanto de fechas y nombres exactos, sino más bien del significado que éstos tuvieron para la vida de las personas. En vez de preguntar ¿En qué fecha se construyó la Escuela?, nos interesaba saber ¿Cómo era ir a la Escuela? ¿Le gustaba? ¿A qué jugaban? ¿Cómo eran los profesores?... Muchas veces, fue necesario complementar los recuerdos de las personas con otros hechos y procesos históricos que la memoria tenía que refrescar. Sobre todo para la década de los ochenta, atravesada por la Dictadura, fue difícil encontrar testimonios que dieran cuenta de los problemas que ocurrieron en la Población, precisamente por lo traumático de muchos de estos y lo poco común que es conversar calmadamente de esa época. Lo mismo ocurrió con la década de los noventa, pues en los relatos persistía la impresión de que durante los últimos veinte años son muy pocas las cosas que han pasado en el Barrio. En esos casos, así como en otros momentos que requerían mayor precisión, se complementó la información otorgada por los testimonios de los vecinos, con otras fuentes de información, tales como periódicos, tesis o libros.

Paralelo a este proceso, se realizaron otras actividades colectivas con el mismo objetivo de reconstrucción histórica. Durante diciembre de 2009 se realizó un Taller de Reconstrucción Histórica en el Liceo Eugenio Pereira Salas abierto a todos los niños de la Población, donde se exploraron los recuerdos y vivencias de los niños de manera lúdica, así como un Taller de Cuentos durante enero de 2010 donde se siguió explorando en las vivencias de los niños a través de expresiones artísticas. Los participantes del Taller de Mosaicos también se hicieron parte de este proceso, a través de la elaboración de cronologías de su vida en la Población y de mosaicos relativos a episodios de su historia. Junto a ello, en Enero se realizaron dos entrevistas grupales o Focus Group, uno con adultos participantes del Taller de TIC`s, en el que participaron 14 personas, y otro con jóvenes, con 5 asistentes, cuya principal ventaja era la posibilidad de construir un diálogo entre los distintos participantes.

Con toda esa información, fue posible obtener un primer panorama de la historia de la Población, para dar paso a la redacción de este libro, buscando que expresara lo más fehacientemente posible la diversidad de miradas, experiencias y realidades que conforman la vida del Barrio. Para la redacción se consideraron los relatos de los entrevistados, que aparecen citados de manera textual a lo largo del texto, pero sin referencia a los nombres para proteger la intimidad de algunos relatos. También se incluyeron fotografías proporcionadas por los mismos vecinos, así como otras obtenidas en libros e internet, que permitieron ilustrar esta historia narrada a varias voces.



[1] Leonardo León, “Los combates por la Historia” en Sergio Grez y Gabriel Salazar (compiladores), El Manifiesto de los Historiadores, Santiago, LOM, 1999, p.96

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